La comunicación en la gestión de conflictos juega un papel protagónico fundamental. Es la competencia clave para llevar a cabo las negociaciones inherentes a encontrar eventualmente una solución al conflicto de que se trate. El conocimiento y la capacidad de hacer un uso consciente y sabio del lenguaje, así como de herramientas y técnicas comunicativas específicas, son recursos indispensables para gestionar cualquier conflicto propio o ajeno, es decir, situaciones conflictivas de las que se es protagonista, u otras en las que se interviene para gestionarlas sin ser parte directamente involucrada en el conflicto.
En el ámbito de la gestión de conflictos, la comunicación verbal y no verbal no sólo constituyen canales para la expresión de las emociones, sino también medios para gestionarlas con el propósito de alcanzar una resolución de la situación conflictiva.
La especificidad en el uso del vocabulario, la precisión en la formulación de preguntas, la claridad en la construcción de las proposiciones, la minuciosidad en la expresión, la atención en la escucha, todo colaborará a una gestión de conflictos más efectiva.
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